Religió IES Gata de Gorgos
jueves, 14 de julio de 2016
martes, 10 de mayo de 2016
martes, 9 de febrero de 2016
viernes, 12 de diciembre de 2014
LA PAJA EN EL OJO AJENO- PALABRAS DE JESÚS
LA PAJA EN EL OJO AJENO-
palabras de Jesús.-
“¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de
tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu
hermano: “Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo”, tú que no ves la viga
que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces
verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Lucas 6, 41-42)
Estas palabras de Jesús tienen una especial resonancia
para nosotros, hoy. Todos, sin excepción, tenemos mucho qué aprender de ellas.
Todos, sin excepción, tenemos que escucharlas, meditarlas en nuestro corazón, y
ponerlas en práctica en nuestra vida de cada día.
Jesús nos conoce bien. Sabe perfectamente cuáles son
nuestras mayores debilidades en el campo de las relaciones con los demás, y
quiere que trabajemos intensamente para superarlas, porque son perjudiciales
para nosotros en todos los sentidos.
Es evidente. Los seres humanos, hombres y mujeres de
toda clase y condición, tenemos una inclinación malsana y persistente, a
criticar a los otros. Vemos con mucha facilidad, tal vez más de la que
quisiéramos, los defectos y las malas acciones que quienes están a nuestro
alrededor tienen y realizan, y ello nos lleva a criticarlos – en nuestro
corazón y de viva voz -, por una razón o por otra, la mayoría de las veces con
gran dureza.
Olvidamos por completo que también nosotros tenemos
defectos, y que nuestras fallas pueden ser incluso más graves que las de
quienes criticamos. Entonces nos erigimos en jueces que juzgan y condenan sin
piedad a todo el que se nos pone delante, a la vez que nos hacemos “los de la
vista gorda” con nuestra propia conducta, o buscamos el modo de justificarla
para que sea aceptada sin más.
Jesús nos invita con insistencia, en este y en otros
pasajes del Evangelio, a revisar lo que estamos haciendo en este aspecto de
nuestra vida, y a corregir con prontitud lo que no esté de acuerdo con lo que
él nos enseña, no sólo por lo que esta manera de actuar implica de irrespeto al
otro, a quien generalmente sólo conocemos en apariencia, sino también y sobre
todo, por lo dañina que es para nosotros mismos, pues mientras fijamos nuestra
atención en el otro, para escudriñar, sin ningún derecho, su modo de ser y de
obrar, estamos descuidando severamente nuestra propio actuar, en el que, muy
posiblemente, hay cosas peores, acciones y actitudes más negativas y más
perjudiciales, que las que criticamos.
Criticar a los demás, por una razón o por otra, en un
sentido o en otro, es fácil, muy fácil. No exige mayor esfuerzo de nuestra
parte, y siempre habrá para nosotros un motivo que lo “justifique”, una razón
que lo respalde, al menos en apariencia. Pero la vida cristiana auténtica, el
seguimiento fiel de Jesús como discípulos suyos, no busca lo que es fácil o lo
que nos queda cómodo, sino lo que es bueno, lo que se ajusta a la voluntad de
Dios, que nos ama a todos como hijos y quiere que vivamos como verdaderos
hermanos, en el amor y el respeto mutuos.
Examinemos nuestra conciencia teniendo en cuenta esta
enseñanza de Jesús, y esforcémonos por hacerla realidad en nuestra vida
cotidiana, en todas nuestras relaciones con los demás. Traerá mucha paz a
nuestro espíritu, y nos permitirá ser acogidos con gusto por quienes nos
rodean, que nunca se sentirán amenazados por una actitud prepotente y soberbia
de parte nuestra.
viernes, 16 de mayo de 2014
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